martes, 12 de febrero de 2013

El sentido del sacrificio en Ifá

 Por Chief Olaefon of Ifé

     No existe un Odu de Ifá en donde no se destaque la importancia del sacrificio (Ebo) en el proceso de transformación. Sacrificar, del latín sacer facere, es hacer sagrado u oficiar en lo sagrado, y en ambos sentidos nos remite a la idea de transformar algo profano en sagrado o actuar de acuerdo al rito o al orden de la Sabiduría de la Naturaleza. También podríamos inferir que sacrificar es enderezar nuestro destino que se ha torcido o restituir a su origen o estado primordial aquello que se ha degenerado o corrompido.
     No existe palabra en español para traducir del Yorubá ritual la palabra Ebo. Las más aproximadas a su referente son Sacrificio u Ofrenda.
     Pero partiendo desde el punto de vista tradicional, podemos apoyarnos en algunos maestros ya conocidos para traducir a nuestros estudiantes el espíritu que está contenido en la palabra Ebo.
     El verbo yoruba Bo significa Adorar o Venerar; y tiene la misma raíz consonante que el verbo Bó, que significa Alimentar o Dar de Comer. Así que decir: “Bo orisa” significa “Hacer sacrificios a una divinidad” o “Adorar a una divinidad”. Muy distinto a decir “Bó eran”, que sería “Dar de comer carne”. En sentido ritual, el acto del sacrificio es ofrendar comida a las divinidades. Decir “Rú’bo” es “Ofrecer Sacrificio”.
     Ifá, en el sagrado Odu de Ose’Tura,  establece uno de los principios fundamentales en la Naturaleza: el intercambio es la expresión más generalizada en las relaciones entre los hombres; entre el hombre y la Divinidad; entre el hombre y los ancestros; entre el hombre y la Naturaleza; entre el cielo y la tierra; entre los sistemas que existen en el cosmos; entre los minerales, plantas, animales; entre los mundos visibles e invisibles.
     Entre todo lo que existe en el universo, ya sea visible o invisible, existe el intercambio, bien sea consciente o inconsciente, voluntario o involuntario, de manera sutil o manifiesta. Esu, el Mensajero Divino, es el regulador de este intercambio, de esta dinámica que adquiere distintas modalidades de expresión, según sea la dimensión en la que se manifieste, sea física, emocional, intelectual o espiritual. Sería largo y fastidioso enumerar. Podemos circunscribirnos al intercambio de tipo espiritual, al que ocurre entre los hombres y las divinidades.
     Desde la noche de los tiempos, cuando el hombre contempló la naturaleza concibió la idea de la existencia de seres más poderosos que él, al mismo tiempo buscó la forma de llegar hasta ellos, de entrar en contacto con ellos y recibir sus bendiciones. Esta primera motivación echó a andar una concepción religiosa que es la misma en todas las tradiciones espirituales de la humanidad y que encierra en sí lo religioso y lo espiritual a la vez.
     Hay un principio común en todas las tradiciones espirituales que conoce el hombre, desde el Brahmán hindú, el místico sufí, el santo taoísta, el mártir cristiano, el rabí hebreo o el babalawo de Ifá, y este es: Todo es sacrificio porque todo es intercambio.
     En el mito de creación, Ifá nos enseña que Esu recibió de Olodumare la virtud de regular el intercambio en todos los sentidos. Una vez que Obatalá hizo habitable la Tierra, creó a los hombres y otros bienes, se retiró a su morada en el Cielo, pero Olokun, la divinidad de los Océanos, decidió inundar de nuevo la Tierra, lo cual causó muchos estragos y desastres a los hombres.
    
     Llenos de muerte, dolor y sufrimiento, los hombres invocaron a Obatalá, pero éste no los escuchaba. Entonces se dirigieron a Esu, quien vivía en la Tierra. Le rogaron que llevara su plegaria a Obatalá, Esu les preguntó: “¿Dónde está el ebo (el sacrificio) que debería acompañar a este mensaje?”, y los hombres respondieron: “Esta es la comida de Obatalá”. Pero Esu no se movió. Ellos se extrañaron y dijeron: “Nosotros no entendemos, ya te entregamos la ofrenda para Obatalá”, y Esu les respondió: “Ustedes me han pedido que haga un gran viaje, y que lleve un mensaje y un sacrificio, pero ninguno le ha hecho una ofrenda al más humilde mensajero. Denme mi parte, entonces iré”.
     Este mito originario de la tradición espiritual de Ifá nos enseña el principio del intercambio, que luego queda establecido en el odu Ose’Turá.
     Baba Fa’Lokun Fatunmbi ha establecido que el ritual del Ebo en la tradición de Ifá encierra varios pasos, todos comunes a otras tradiciones, excepto el último, que tiene que ver con la adivinación. “Cuando un sacrificio es realizado, la adivinación es requerida para determinar si el ritual tuvo el efecto deseado. Si la ofrenda es comida o un ave, el oráculo de los cuatro cowries es suficiente. Si la ofrenda es un animal de cuatro patas, se requiere del oráculo del Opele o cadena adivinatoria o el oráculo de las nueces sagradas para determinar un nuevo signo u odu que nos permita conocer las consecuencias del sacrificio. Usualmente, el sacrificio de animales de cuatro patas ocurre cuando el problema a resolver requiere la asistencia de una comunidad o colectivo. A menos de que el animal sacrificado sea para absorber una enfermedad o negatividad, debe estar destinado a alimentar, a través de un festín, a dicha comunidad”.