miércoles, 13 de marzo de 2013

Esentayé: ceremonia al recién nacido


En la cultura de Yoruba siempre se quiere asegurar una transición
positiva y armónica para cada persona a través de cada fase de la vida. La
primera vez que una persona requiere consultar Dafá (Oráculo de Ifá) es en su
ceremonia para darle nombre. Esta ceremonia se denomina esentaye. (ese – pie;
n´ta – nacer, patear; aye – la tierra; esentaye – poner los pies en la tierra al
encarnar o reencarnar).

El esentaye va precedido de algunas ceremonias previas realizadas a la madre
cuando conoce de su estado de gestación. Se realiza al tercer día de nacido,
aunque algunos lo realizan al séptimo día, y esta constituido principalmente por
dos ceremonias: Ìsomolórúko y Dafá.

Durante el Ìsomolórúko, la familia se reúne para cantar e invocar bendiciones
para el recién nacido, un Babalawo bendice al niño con agua, le presenta oyin
(<oñí>) (miel), ataré (pimienta guinea); óbi (nuez de kola), orogbo (nuez de kola
amarga), iyo (sal), Omí (agua), Ireke (caña de azúcar) y aadùn (dulce de maíz
tostado con miel); cada uno de estos ingredientes es considerado como los
elementos principales en la cocina de Yoruba. Cada elemento es bendecido por el
Babalawo quien colocará en su dedo pequeñas cantidades para tocar la boca del
infante. Ello se hace para asegurar que el niño tenga una introducción positiva a
estas fuentes de nutrición las cuales sostendrán una buena salud, la prosperidad
y el vencimiento de las dificultades.

Durante la ceremonia Dafá, la adivinación determinará el nombre del niño y su
destino personal así como aquellos aspectos en que debe tener cuidado o
precaución. Gracias a esta información, los padres pueden proporcionar una
educación adecuada a las necesidades potenciales del niño.

La identificación de los niños en la cultura Yoruba está compuesta de tres
nombres: Àmútòrunwa, Àbíso y Oríkì. No necesariamente todos los niños tienen tres
nombres, pero al menos uno debe ser aplicado.

Antes de darle nombre al niño, mientras averiguan como ha sido su viaje hacia
la tierra (las circunstancias de su nacimiento) y cual es su propósito en la
tierra, los Yoruba le dicen al recién nacido IYÁBO (Regresó a través de su madre)
(Iyá – madre; Bo – retornar, arribar).

 Àmútòrunwa es el primer nombre dado a un niño y tiene que ver con las
particulares circunstancias en que llegó al mundo. He aquí algunos ejemplos:

“Táíwò” – Nombre dado al primero de los gemelos en nacer. Significa: el
primero que prueba el mundo (Tó aiyé wò). En la cosmología de Ifá, los menores
son enviados adelante para ver si el mundo es un lugar seguro, por tanto aunque
es el primero en nacer, se considera el menor de los gemelos. Puede aplicarse a
ambos sexos.

“Kéhìndé” – significa: uno que viene rezagado. Es el nombre dado al segundo
gemelo.

“Ìdòwú” (<idòuú>) – Se le llama al hijo o hija nacido en el siguiente
embarazo después de los gemelos.

Àbíso sería el segundo nombre dado a un niño y tiene que ver con su
destino, es decir, con lo que vino ha hacer a la tierra. Es también llamado el
nombre de bautizo. He aqui un ejemplo:

Adetọlá – El rey busca corona.

Oríkì es la invocación que le dará fuerza para concretar y vencer en su
destino.

Es obvio que en la cultura occidental estos nombres no tienen arraigo ni están
incluidos dentro de nuestro vocabulario de escogencia al momento de ponerle
nombre a un niño. Sin embargo, los nombres occidentales tradicionales también
tienen un significado proveniente de la antigüedad que bien pueden fungir como el
Àbíso yoruba para definir el destino de nuestros niños, por ello es
importante al momento de buscar un nombre, que el mismo esté acorde con ese
destino, y mas aun consultarlo con Ifá antes de marcar al niño con un nombre que
bien pudiera traerle mas contratiempos que beneficios.

Es común en el mundo de habla hispana que los padres quieran poner a sus
hijos, su mismo nombre, sin medir las consecuencias de lo que ello implica,
colocando sobre los hombros del recién nacido su mismo karma y/o, en algunos
casos, entregando al recién nacido su propia corona, con lo cual, al momento en
que el hijo alcanza su plenitud espiritual el padre muere.

Otra práctica común es hacer una suerte de combinaciones de letras, sílabas y
nombres que lejos de tener un significado positivo para el niño, se traducen en
una jerga silábica sin sentido espiritual; convirtiendo el destino de estos en un
viaje cuesta arriba.

Significado de algunos nombres:



Abraham – Patriarca. Padre de muchos

Alberto – Nobleza brillante.

Cesar – Predestinado, sacado del vientre de su madre.

Daniel – Justicia de Dios.

Elisa – La que Dios ayuda

Fátima – Ifá todo lo ve (Ifátimó) (Origen Árabe \ Ejí Otura ).

Francisco – Liberado (origen griego); otro: Que viene de Francia.

Isabel – Que ama a Dios.

Janeth - Poseedora de la gracia de Dios.

Javier – El que vive en casa nueva, (origen vasco).

Jenny – De gran espíritu. (origen celta). Variantes: Jennifer, Yenifer,
Yeny, Yenny, Jeny.

Jesús – El Salvador (En Yoruba: Jewesun significa “si las hojas del bosque
están durmiendo no se les debe molestar \ Ejí Oyekún).

José – Al que Dios engrandece, Dios proveerá.

Jonathan –  Don y gracia de Dios.

Carlos – Varonil, fuerte, (origen germano).

Luis – El guerrero ilustre.

Roberto - El que tiene fama.


Durante el Esentayé se investiga sobre la llegada, el destino, el Alaleyó
(ángel guardián), el complemento espiritual (padre y madre espirituales), guía
ancestral, linaje o línea de ascendencia familiar y nombre del recién nacido; en
nuestra familia acostumbramos también a aclarar cual es el grado máximo que debe
alcanzar en Ifá y cual es el camino del Esù que le favorece para iniciar su
recorrido en esta tierra.

Fuera de la cultura Nigeriana (Yoruba), la mayoría de los iniciados dista
mucho de su tercer día de nacido al momento en que se aventuran a incursionar en
la filosofía de Ifá, sin embargo, este ceremonial es perfectamente válido para
esclarecer a cualquier edad y en cualquier momento de la vida, todas esas
preguntas realizadas durante un Esentayé tradicional.

Ya sea en su nacimiento, o la primera vez que la persona tiene contacto con
Ifá; al inicio y al fin de su adolescencia, como paso previo a un matrimonio o
como inicio en un mandato de gobierno, Dafá le proporcionará a la persona una
guía completa de su cuadro espiritual haciendo énfasis en aquellas entidades que
le brindarán apoyo durante ese recorrido o camino emprendido, y en aquellas que
deben ser canalizadas adecuadamente para superar cualquier piedra dentro del
zapato.

Este paso inicial permite a los padres conocer los puntos donde deben hacer
énfasis en la educación de sus hijos desde temprana edad, visualizar soluciones a
posibles conflictos propios de la adolescencia, permite al ser humano tener una
plataforma mas sólida al momento de empezar su etapa como adulto y una guía en la
toma de decisiones importantes como matrimonio, proyectos o cargos de
responsabilidad.

Este ceremonial de inicio para cada una de las etapas importantes de la vida
puede y debe estar acompañado en ocasiones puntuales de una adivinación sencilla,
realizada con “opele” que ayude a la persona a mantenerse en alineación con su
destino personal.

Una ventaja adicional de esta metodología es la de proporcionar a la persona
el tiempo suficiente para prepararse y aprender antes de dar pasos de mayor
envergadura dentro de Òrìsà e Ifá, ya que la regla común en Latinoamérica hasta
ahora era “primero te gradúas y luego aprendes”.

Que su Orí los guíe y el Padre Eterno los bendiga. 

Referencias virtuales:

http://pergaminovirtual.com.ar/nombres/ (21/07/2008; 8:30 am)

http://www.nombres.significado-de-los-nombres.net (21/07/2008; 8:00 am)