martes, 12 de febrero de 2013

Significado y simbolismo de los cuatro igbos de la consulta con los oráculos de Osha e Ifá.

Articulo Interesante extraido de :
http://www.ifapagano.org/blog/?p=781

En estos días, una asidua lectora de los artículos de este blog se comunicó conmigo y me solicitó una lectura de su mapa natal y una consulta con el oráculo de Ifá, y sinceramente, soy una persona desconfiada, y más cuando se trata de los que me aseguran que quedan maravillados con mis escritos, pero esta lectora me dijo unas palabras mágicas y que por supuesto no revelaré ahora, y con ellas me hizo confiar y dejarle que viniera por avión desde el Oriente del país a sendas consultas; eso a pesar de que las puertas de mi casa no se las abro a todo el mundo, pues la amarga experiencia que me dejaron algunos energúmenos, los cuales me juraron ser fieles seguidores de mi cosmovisión y que admiraban mis artículos, pero después de conocerme en persona y satisfacer su curiosidad, se convirtieron en mis más feroces detractores y enemigos, por lo que me volví huraño con los desconocidos que me solicitan consultas. Lo cierto, es que recibí a la dama en mi casa, le interpreté su cielo natal, y los tránsitos planetarios esenciales del momento, y como me manifestó que había quedado sumamente satisfecha con mi trabajo de astrólogo, yo mismo le recomendé que ya la consulta con Ifá no era necesaria, pues Ifá es simplemente el reflejo del cielo astrológico; pero ella insistió en que le realizara la consulta con el Opkele, así que procedí a realizarle el ossode, pero antes le pregunté si ya se había consultado con un sacerdote de Orunmila y su respuesta fue  negativa, y al preguntarle por la  razón, ya que anteriormente me había revelado que poseía un otá de Elegguá y los cinco collares fundamentales del panteón yoruba, me reveló que su madrina de Osha le había prohibido consultarse con Ifá, pues los babalawos se creían Orunmila en la tierra y querían apropiarse de la religión de los Orishas. Esta respuesta no me asombró en nada, ya que he escrito antes sobre los bodegueros de esta religión, quienes terminaron por separan las tierras de Ifá y Osha por intereses mezquinos y por un  malsano resentimiento religioso sembrado muchas veces, por los que se hacen llamar sacerdotes mayores de la religión. Total que al finalizar la consulta de Ifá, la señora se quedó asombrada, pues la conversación en torno a los signos de Ifá fue idéntica a la lectura de su mapa natal, todo ello certificado por mi apeterví ayafá, la cual en todo momento le leyó en voz alta las sentencias y recomendaciones inscritas en el cuerpo literario de los códices de Ifá de la diáspora afrocubana. Así finalizó mi trabajo como astrólogo y sacerdote de Ifá con ella, y al despedirse me preguntó: Si entonces Ifá y la astrología son lo mismo ¿Por qué le llaman a usted loco? Y quien suscribe le contestó: “No es fácil romper los paradigmas fetichistas en la mente de los sacerdotes afrocubanos de los Orishas”.
Y es que una vez sembrada una pauta determinada en la mente de los seguidores de esta religión, no hay Dios que la remueva, pues el camino más cómodo, es el de quedarnos con el modelo aprendido así sea erróneo y jamás, pero jamás cuestionarlo y mucho menos investigarlo para validarlo, pues “oreja no pasa cabeza”. Ahora, es un ingenuo quien piense que ese tipo de conducta no se refleja en la mecánica de la religión de los Orishas, y es que el primer obstáculo cuando usted trata de hacer entrar en razón a los fundamentalistas de la religión de los Dioses yoruba, se lo ponen los mismos bodegueros de esta religión con frases prefabricadas como por ejemplo: “Tu eres babalawo no puedes consultar con caracol sino con el Opkele”; “y mucho menos puedes dejar que en tu casa donde está Orunmila se le falte al respeto adivinando con el caracol”; “a ti lo que te sale en un santo es presentar navaja y tijera y después pa´fuera del cuarto de Osha”. ¿Saben qué pendejos? Yo pagué por iniciarme en la Osha y luego pagué por iniciarme en Ifá, y como ustedes todo lo ven desde el punto de vista del comercio ¿Quién cojones me va a prohibir que yo me desenvuelva en ambos sacerdocios? si para eso pagué, para trabajar y desenvolverme en lo que ustedes miserables llaman tierras separadas. Quien esto escribe, ha enseñado a una serie de iworos a consultar con el caracol, no solo explicándoles la mecánica de la adivinación con el diloggún, sino también el significado de cada uno de los elementos de la consulta. Es por eso que en este artículo explicaré ¿Qué significan? y donde nacen en los códices de Ifá de la diáspora afrocubana los cuatro igbos de la consulta a los oráculos de Osha e Ifá.
Los igbo son únicamente cuatro (4), los demás y que actualmente se usan principalmente en las consultas con el caracol y algunas de Ifá, son producto de la falta de conocimiento del origen histórico y universal de los oráculos de la religión de los Orishas, y que han sido introducidos en la mecánica de la religión yoruba, por aquellos sacerdotes bodegueros, que por las razones ya mencionadas anteriormente, desean ver demarcadas tal y como lo hacían los antiguamente los condes y marqueses con sus territorios (Ojuani Birete), las tierras de Ifá y de Osha.
  • El primer igbo: Es el otá (piedra), nace en el signo de Ifá “Babá Ejiogbe”. Este igbo representa el orto del Sol, es decir el cardinal geográfico Este, el punto Vernal (Aries) en la eclíptica y por ello el Equinoccio de Primavera, es el lugar de nacimiento sobre el horizonte del inicio del recorrido solar diario, anual y de precesión de los equinoccios, y por ello es el mayor de los igbo en la consulta de Ifá y de Osha. El otá tiene como simbolismo secreto al décimo sephirot de la cosmovisión de la astrología cabalística y por ello representa los pies de la creación,  es decir lo más denso de la grosera materia creada por Oloddumare, este otá una vez consagrado en Osha o Ifá se convierte en una representación mínima del ará o altar donde se concentran las energías cósmicas de los Orishas, de manera que siendo el escalón más bajo en la creación universal, se presenta como el punto de partida para el regreso a su creador, y he allí su humildad y grandeza. Su función en las consultas de Ifá y Osha es señalar el iré y contestar afirmativamente a las preguntas realizadas al oráculo del caracol o de Ifá, siempre y cuando la respuesta a ellas se halle en el cielo o en el ego.
  • El segundo igbo: Es el llamado erróneamente pepa’ e zamuro, y se le conoce mejor con el nombre de ojumalú (ojo del toro), y consiste en una especie de semilla con un tamaño aproximado de centímetro y medio de diámetro, de color marrón oscuro y que se destaca por poseer una línea ecuatorial de color negro que semeja a la eclíptica zodiacal. Este igbo nace en el signo de Ifá “Oyekun melli” y marca el ocaso del recorrido solar o el poniente (cardinal geográfico Oeste), es el comienzo de la oscuridad y señala el punto de muerte o punto Libra de la eclíptica y por ello el Equinoccio de Otoño. El ojumalú es el segundo en la jerarquía de los testigos de Ifá, y también de Osha si el iworo ha aprendido con el suscrito la mecánica de la consulta con el caracol, pues la gran mayoría de los sacerdotes afrocubanos de Osha, no usan este igbo, ya que desconocen su significado. El sephirot de la astrología cabalística que le corresponde a este igbo es el número siete, el cual está gobernado por el planeta Venus y las constelaciones de Tauro y Libra. Este igbo, el cual está irremediablemente asociado con la noche y su principal arquetipo bipolar, la mujer y la sensualidad, señala en la consulta oracular al osogbo, y está destinado a solo contestar que NO, ya sea en el cielo o en el mundo de los muertos, pues es un testigo claro oscuro (reina entre la claridad del día y el comienzo de la noche).
  •  El tercer igbo: Según la jerarquía de los testigos de las consultas de Osha e Ifá es el Ajé, el cual es un caracol pequeño de mar que mide aproximadamente tres centímetros de largo; este igbo representa al mediodía solar y no al cardinal geográfico Norte como erróneamente creen muchos sacerdotes de Ifá; es el zenit solar, representa al Sol Invictus y simboliza al cielo; el signo de Ifá donde nace es Iwori melli y por ello representa al Solsticio de Invierno; es el igbo a través del cual nació la vida en los mares, pues en él se halla impresa la primera cadena de ADN que se formó, de manera que simboliza a la espiral, a los remolinos atmosféricos llamados tornados, trombas marinas o huracanes. Si se observa detenidamente a este caracol llamado Ajé, en sus bordes se notarán unas marcas que corresponden a la espiral de Fibonacci, progresión matemática por la cual se expande el universo entero y con ella Ifá. El sephirot que le corresponde en la astrología cabalística es el número dos, pues esta esfera contiene a Orun (el cielo). A pesar de que este igbo se usa en la consultas de Osha e Ifá, los sacerdotes de ambas tierras lo usan de manera diferentes. En Ifá señala solamente un tipo específico de Iré (el iré Ajé) y otorga las tres suertes esenciales en oposición a los tres osogbo primarios (enfermedad, muerte y tragedia), responde SI solamente a ese tipo de iré y cuando se busca el timbelayé y el timbelorun (la firmeza en la tierra y en el cielo). No obstante, el sacerdote de Osha lo usa para señalar el osogbo, razonando que como es un caracol, contiene a la enfermedad por los gérmenes que trae; eso a quien suscribe tendrían que explicárselo muy despacito, pues ¿Cómo es posible que quien generó la vida en el planeta, traiga consigo la enfermedad y la muerte, si ya existen un igbo para señalar esos dos osogbo? La cascarilla que erróneamente usan los santeros para obtener el iré en una consulta con el diloggún, y que irresponsablemente sustituyeron por el otá invirtiendo los valores de los testigos (algunos entregan el otá y la cascarilla al consultando para determinar el iré), trae más enfermedad que el Ajé, y más ahora que una serie de zánganos la fabrican con cal; así que el razonamiento ese de la enfermedad no es válido para calificar al Ajé como portador del osogbo, amén de que la cascarilla, la cual está hecha de la cáscara del huevo, no representa ningún punto en el cosmos y no nace en ninguno de los cuatro arqueros de Ifá, y es que ese elemento, el cual pretende usarse como testigo en las consultas, solo es uno más de los elemento mágicos de la religión de los Orishas, que por cierto muchos ya no saben lo que simboliza; igualmente yo podría tomar una pelota de manteca de corojo, miel, jutía, pescado ahumado, maíz tostado, y dejarla secar al sol para endurecerla, y luego usarla como igbo. La cascarilla no tiene ceremonias hechas, no pasa por un lavatorio, no se le da sangre como a los otros testigos de las consultas, se compra en una tienda y ya, su uso es para limpiar el astral y eso si está bien preparada religiosamente hablando, pero no para señalar las situaciones oraculares del cielo y del ego.
  • El cuarto y último igbo: Nace en el signo de Ifá Oddí melli y está representado por un hueso de la rodilla del chivo que generalmente se le sacrifica a Elegbara; algunos le llaman Ikú dumdum y otros Molokú, pero eso no importa, pues su significado es lo que vale. Este igbo no solo representa a la muerte, sino al mundo de los muertos y sus diferentes planos, pues igual descubre a los de luz como a los oscuros, por ello es la medianoche y la hora de los espíritus, es el nadir solar y el zenit de la Luna; la estación astronómica que le corresponde es el Solsticio de Verano. El sephirot que le pertenece en la astrología cabalística es el número nueve, región donde está ubicada la constelación de Cáncer y su planeta regente el segundo luminar. Este igbo simboliza además la comunicación con el plasma eggun señalado en el signo de Ifá Oyekun Rikusá y que necesariamente el sacerdote que va a consultar debe invocar durante la moyugba. La función de este testigo es señalar la clase del osogbo, amén de responder que SI a las interrogantes que sobre ellos se formulen, y contestar también que SI a las preguntas que se le formulen al mundo de los muertos y los espíritus.
Estos son los cuatro únicos testigos de las consultas de Ifá y de Osha, al menos los que están respaldados por los signos de Ifá y la circulación solar en el tablero de Orunmila; por supuestos que existen otros igbos como la cascarilla ya antes mencionada, la semilla de guajolote, la cabeza de una muñeca, un pedazo de loza, dos cauris atados con una moneda pegada… y sabrá Oloddumare cuantos más existirán basados en los falsos silogismos de los bodegueros de la religión de los Orishas, los que solo quieren, y que necesitan desesperadamente seguir separando las tierras de Ifá y Osha, cuando realmente es una sola, pues que yo sepa el cielo no está dividido en dos secciones, sino es uno solo.

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